Los pintorescos bejucos de Banisteriopsis caapi o Banisteriopsis inebrians son originarios de América. Crecen en el valle del Amazonas, al este de Ecuador y en algunas zonas de Perú, Colombia y Venezuela. Con la corteza de estos bejucos y las hojas de otras plantas propias de la región, como la chacruna, se prepara una importante bebida ceremonial que recibe el nombre de ayahuasca. Durante años ha sido consumida con fines rituales en pueblos indígenas de Brasil, Ecuador y los Andes peruanos.
En comparación con los mecanismos de acción de otras sustancias psicoactivas sobre el Sistema Nervioso Central (SNC), los de la ayahuasca resultan farmacológicamente más sofisticados. Hasta ahora se ha comprobado que los alcaloides de la harmala suscitan una activación de los nexos entre ambos hemisferios cerebrales y provocan una importante inhibición temporal de enzimas de monoamino oxidasa (MAO), lo que genera un aumento en los niveles normales de serotonina.
La serotonina es un neurotransmisor que está muy involucrado en el control de los estado de ánimo, de las emociones, de la percepción sensorial y de funciones cognoscitivas superiores. De tal forma que hasta hace pocos años, la inhibición de la MAO constituía e tratamiento más popular contra la depresión ya que cuando se impide la acción de esta enzima dedicada a degradar ciertos neurotransmisores (dopamina y noradrenalina), aumentan los niveles generales de serotonina permitiendo una mayor actividad neuronal.
Fuente: m s
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